25 de noviembre de 2014




Los caballos del sueño


- Uno o es mágico o no existe.
- Negarse. No pensar en el cuerpo, en el espacio erótico, en el color de las rosas, su perfume, la luz del palacio de Kronbach, los cipreses, los cedros, el canto de la tórtola; olvidar el tacto del agua, de la arena. No hay otra salida que el propio pensamiento.
- El arte es una manifestación de amor, es un vehículo de amor. Cuando nos decían que Dios se ama a sí mismo y entonces crea, esto no era más que una forma burda de expresar lo que la plenitud del ser del momento creativo significa. Se produce una visión, una captación, una vivencia que rebasa el límite del yo, y se vierte. Se produce esa necesidad gozosa, y a veces dolorosa, de concretarla para que sea. Hacer que sea y reconocerla como tal, lo que es ya un acto de amor. Lo mismo que la comunicación, que es hacer partícipe a otro de algo propio. 
- La mirada imperante del gato tras los cristales. Esta imagen me explica la vida y me reconcilia con ella.